¡Mantén fuerte tu sistema inmune!
¡Buenos días! ¿Cómo estás? Espero que estés disfrutando de tus vacaciones y haciendo algo de actividad física...
Hoy te vamos a dar otra razón de peso para que te muevas y realices actividad física, y esta razón es de peso.
Está más que comprobado que las personas obesas son más propensas a sufrir enfermedades infecciosas, dado que el exceso de energía ingerida repercute negativamente en la actividad del sistema inmunológico. Diferentes estudios han podido demostrar cómo las dietas ricas en grasas reducen la respuesta inmunológica.
Los cambios inmunológicos que se producen con la obesidad afectan tanto a la producción de anticuerpos, como a la inmunidad celular. A día de hoy se sabe que el tejido adiposo, además de constituir un almacén de reservas energéticas en forma de triglicéridos, desempeña importantes funciones como órgano endocrino y en él se producen hormonas y otras moléculas importantes en la señalización celular.

Las investigaciones actuales han proporcionado un nuevo enfoque al estudio de la obesidad, partiendo del
concepto de que se trata de una enfermedad inflamatoria, en el sentido de que puede alterar y favorecer los procesos inflamatorios en el organismo, mediante la activación de unas moléculas, denominadas adipocinas, que se producen en el tejido adiposo, en el que se acumula la grasa.
La obesidad induce el aumento de una de estas adipocinas, denominada leptina, cuya principal función sería la de actuar sobre el sistema nervioso central e inhibir la ingesta para regular los depósitos de energía, además de aumentar el metabolismo basal, estimular la oxidación de ácidos grasos y modular la funcionalidad de la células del páncreas.
Esta situación, sin embargo, no se produce porque haya una exceso de secreción de leptina, sino porque esta no puede ser transportada hasta el sistema nervioso central, por lo que se acumula en el tejido adiposo. Lo más llamativo del caso es que se ha comprobado que esta hormona se encuentra también aumentada en diferentes enfermedades inflamatorias o autoinmunes, como:
Endometriosis.
Hepatitis no alcohólica.
Inflamación pulmonar crónica.
Enfermedad inflamatoria intestinal.
Nefritis.
Enfermedad de Behçet.
Enfermedad de Graves.
Diabetes tipo 1.
Artritis reumatoide.
Se puede observar también que en el tejido adiposo se encuentran diferentes células activadas del sistema inmunológico, que promueven en él una reacción inflamatoria constante. Esto indica un sobreesfuerzo continuo de tu sistema inmunológico con el consecuente agotamiento del mismo, provocando una peor respuesta ante cualquier agresión externa.
Una vez más queda de manifiesto que la grasa es necesaria siempre que se encuentre en unos porcentajes saludables, de no ser así, provoca desequilibrios metabólicos de consecuencias negativas para tu salud.
¡Se responsable y cuida de tu salud!